La supervisión gubernamental de la producción de petróleo y gas en Nuevo México y Texas ha fracasado inequívocamente en proteger la salud de las comunidades locales y el clima global. Y aunque Nuevo México y el gobierno federal están trabajando en nuevas reglas, esos cambios no desactivarán la Bomba Climática Pérmica.
En Texas, la producción de petróleo y gas casi no está regulada, incluso en la Pérmica:
La Comisión de Ferrocarriles de Texas (que regula el petróleo y el gas, no los ferrocarriles) aspira a inspeccionar las instalaciones solo una vez cada cinco años; solo hay un inspector por cada 1,600 instalaciones de petróleo y gas, y hay más de 275,000 pozos de petróleo y gas activos en Texas
El tiempo de respuesta del regulador a las quejas de contaminación se mide en semanas y meses, no en horas o días, lo que significa que la contaminación puede continuar durante al menos ese tiempo.
Los reguladores que detectan contaminación rara vez requieren que los operadores la solucionen. Las infracciones rara vez se castigan. A veces, múltiples violaciones en el mismo sitio dan como resultado que las instalaciones sigan contaminando más de un año después de que se informó inicialmente de la contaminación.
Los reguladores no siempre informan al público sobre los resultados de las inspecciones, incluso cuando son el resultado de quejas públicas. En su lugar, se requieren Solicitudes Formales de Información Pública: interactuar con los reguladores encargados de proteger al público es efectivamente un trabajo de tiempo completo.
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Los reguladores informan a los *operadores* cuando se han presentado quejas. En un caso notable, un inspector encontró que la contaminación era tan peligrosa que evacuaron inmediatamente el sitio, informando al operador, pero *no* al residente que vive cerca que se quejó de la contaminación.
A los líderes del estado de Texasles gusta de esta manera. Mientras la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA en íngles) considera reglas más estrictas que reducirían el metano y la contaminación tóxica, el gobierno del estado de Texas envió a la EPA una carta en la que se oponían a ellas.
El récord de Nuevo México es apenas mejor que el de Texas. Queda por ver si las nuevas reglas mejorarán la situación.
La División de Conservación de Petróleo de Nuevo México (OCD en íngles), que emite permisos y hace cumplir las reglas relacionadas con derrames, desechos, ventilación y quema en antorcha, solo tenía nueve inspectores para gobernar 57,422 pozos en 2020, o un inspector por cada 6,380 pozos.
En respuesta a las quejas del público, respaldadas con videos de imágenes ópticas de gas, los reguladores estatales ignoraron más del 55% de las quejas y no se molestaron en enviar un inspector.
Incluso cuando explotó una tubería de aguas residuales de fracking, bañando la casa y la propiedad de una familia con tóxicos, los reguladores estatales "tardaron en responder e hicieron poco para solucionar el problema", dejando a la familia para negociar directamente con la empresa infractora a través de los tribunales.
Nuevo México está considerando actualmente nuevas reglas que podrían proteger mejor el clima y la salud de las comunidades si se promulgan y se hacen cumplir rigurosamente. Las agencias estatales se han vuelto más receptivas recientemente a las quejas de los ciudadanos.
No existe un marco legal para una acción climática real
Incluso si se aplica adecuadamente, ni las reglas propuestas de Nuevo México ni de la EPA desactivarían la Bomba Climática Pérmica.
Esto se debe a que ninguna política existente o propuesta que rija la industria del petróleo y el gas en el Pérmico, o en cualquier lugar de los Estados Unidos, requiere cumplir con los objetivos concretos de reducción de carbono necesarios para limitar el calentamiento global a 1,5oC y prevenir una catástrofe climática. De hecho, nada requiere legalmente que las empresas en los EE. UU. cumplan con ningún objetivo o cronograma de reducción de carbono.
El gobierno federal se ha reincorporado al Acuerdo de París, comprometiendo a Estados Unidos a reducir las emisiones de carbono entre un 50 y un 52 por ciento para 2030 en comparación con los niveles de 2005. Y la Administración Biden se unió recientemente a un acuerdo internacional que se comprometió a reducir las emisiones de metano en un 30 por ciento para 2030. Pero a pesar de estas promesas públicas, no existe un requisito vinculante para que los contaminadores reduzcan las emisiones.
La ausencia de un marco regulatorio para restringir la producción de combustibles fósiles dentro de los límites climáticos se ejemplifica por el hecho de que nunca se ha denegado un permiso para perforar en el Pérmico.
Las reglas más estrictas que se están considerando actualmente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de petróleo y gas son las salvaguardias para reducir el metano, propuestas en noviembre de 2021 por la EPA de EE.UU. Entre sus requisitos más exigentes, los operadores de petróleo y gas tendrían que realizar una detección y reparación de fugas (LDAR en íngles) con regularidad. Lo que significa que las reglas *más estrictas* solo requerirían que una empresa determine *si* su instalación está emitiendo metano, sin importar *cuánto*, *cuánto tiempo* o *si está por debajo de un límite legalmente requerido*. Los límites de reducción de metano legalmente vinculantes requerirían la acción del Congreso.
Las mejoras regulatorias incrementales como las propuestas por la EPA y Nuevo México son importantes, especialmente para la salud de quienes viven en la Pérmica. Pero para realmente desactivar la Bomba Climática Pérmica y mantener un clima seguro, necesitamos acción legislativa a nivel estatal y federal para terminar con los permisos para la extracción e infraestructura de petróleo y gas. Necesitamos políticas y financiamiento para un declive controlado de la industria de combustibles fósiles de Estados Unidos y una transición justa y equitativa para los trabajadores y las comunidades afectadas por una transición acelerada de energía limpia.
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